El abogado, escritor e investigador británico Philippe Sands lanzó su más reciente publicación, "Calle Londres 38. Dos casos de impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia", una obra que conecta dos episodios históricos marcados por la impunidad: la detención de Augusto Pinochet en Londres y la presencia en Chile del antiguo líder nazi Walther Rauff.
En este texto, Sands reconstruye con rigor y profundidad los vínculos entre el régimen chileno y antiguos jerarcas del nazismo. Walther Rauff, conocido por diseñar las primeras cámaras de gas ambulantes, escapó de Europa y se estableció en Punta Arenas, en el sur de Chile, donde dirigió una empresa dedicada a la conserva de carne de cangrejo. Su figura fue envuelta en un aura casi mítica, mencionada incluso por autores como Roberto Bolaño y Bruce Chatwin.
El autor se vio involucrado directamente en el caso Pinochet cuando, en 1998, fue convocado por Human Rights Watch para participar como abogado en el proceso judicial que se abrió en el Reino Unido tras la detención del dictador chileno. Años después, durante una investigación documental, Sands descubrió una carta firmada por Rauff en la que aconsejaba a un antiguo compañero sobre cómo evitar ser capturado. Ese hallazgo marcó el punto de partida para una investigación que lo llevaría a trazar los hilos ocultos entre el oficial nazi y el general chileno.
Lo que en principio parecía una coincidencia se transformó en un entramado donde las trayectorias de ambos personajes se cruzaban más de lo esperado. El libro documenta la relación de Rauff con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y revela, a través de entrevistas y archivos inéditos, una negociación secreta entre el gobierno británico, liderado por Tony Blair, y la administración chilena de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, para facilitar el retorno de Pinochet a Chile bajo la excusa de su presunto deterioro de salud.
Una de las piezas clave del relato es la existencia de un informe hasta ahora desconocido que incriminaría directamente a Pinochet en el caso de la Caravana de la Muerte. Este documento habría sido crucial para justificar el acuerdo político que permitió su liberación. En el texto, el exasesor de Frei, Cristián Toloza, detalla cómo se gestó esta estrategia en conversaciones con Jonathan Powell, entonces jefe de gabinete de Tony Blair.
La última presentación del libro se realizó en Londres 38, espacio de memorias, donde Philippe Sands conversó con la reconocida periodista Mónica González. Actividades como esta destacan la relevancia de obras que, como la suya, contribuyen a esclarecer hechos históricos, visibilizar responsabilidades y promover una reflexión crítica sobre la justicia y la memoria. Los dejamos invitados a leer la entrevista realizada por Londres 38 al autor.
¿Qué fue lo que más te impactó de la relación entre Pinochet y Rauff?
Estuve involucrado en el caso Pinochet en Londres en 1998 y 15 años después vi el nombre de Walther Rauff en una carta escrita en 1949 a otro oficial nazi. Inmediatamente supe que Walther Rauff había llegado a Chile. Me pregunté: ¿podría haber una conexión entre Rauff y Pinochet? Y la primera conexión que encontré entre los dos hombres fue en este edificio (Londres 38).
Un hombre llamado León Gómez había escrito una declaración jurada a finales de los 80. Fui a buscarlo y me dijo que fue interrogado personalmente en este edificio por Walther Rauff. Esto realmente me impactó.
Rauff era un nazi de los 40 y la idea de que estuviera aquí en Santiago, justo en el centro de esta gran ciudad, en esta calle, cerca de la iglesia, inmerso en una nueva perspectiva me impactó mucho.
¿Cuál fue el mayor reto para usted en esta investigación?
Mi libro trata sobre dos temas: Pinochet en Londres y las circunstancias reales de su regreso en marzo de 2000. Y segundo, encontrar una conexión real entre Walther Rauff y los crímenes de Augusto Pinochet, los crímenes de la DINA y los de Manuel Contreras. Así que conté con la opinión de León Gómez, a quien conocí muchas veces y quien me contó su historia de forma muy convincente. Vine aquí en una ocasión con León. Pero las palabras de un hombre no fueron suficientes. Necesitaba más confirmación de otras personas. Y esta confirmación finalmente la obtuve de otras personas: de dos agentes de la DINA, Samuel Fuenzalida y Jorgelino Vergara, conocido como "el mocito". De un pescador en San Antonio. Y, curiosamente, justo ayer en Valparaíso, donde di una charla sobre mi libro, el hombre vino con mi libro y me pidió que se lo autografiara. Me dijo que estuvo detenido aquí en Londres 38, en junio de 1974 y que vio a Walther Rauff en este edificio. Así que para mí ya no hay duda de que está confirmado por numerosas personas de forma muy convincente. Ese fue el principal desafío. Además de encontrar documentos, a personas que pudieran decirme que vieron a Walther Rauff en Londres 38, en la sede de la DINA, en San Antonio, en Pesquera Arauco y en la casa de Manuel Contreras. Esa es una prueba contundente.
¿Qué siente al presentar su libro en este sitio?
¿Cómo me siento al presentar el libro en este sitio? Esa es una pregunta muy importante. Llevo una semana en Chile. He participado en eventos en Santiago, en Valparaíso, en Punta Arenas y mi último día hoy es aquí en Santiago, y el más importante es aquí en Londres 38. Por razones obvias, es una emoción muy grande. Es muy poderosa. Siento un profundo respeto por las personas que han luchado para proteger a Londres 38, por las personas que fueron detenidas aquí, por las personas que fueron torturadas aquí y por las personas que siguen desaparecidas, incluyendo al esposo de Erika Hennings, Alfonso Chanfreau.
Por eso, este evento es diferente a cualquier otro. Estar en este lugar es un sentimiento muy fuerte. Siento ternura, respeto y cariño por estas personas, y también un deseo ardiente de hacer justicia, de encontrar a los desaparecidos.
Y, en parte, de eso trata mi libro: de ayudar a establecer la verdad y a impartir justicia.
¿Qué opina de las reacciones ante las noticias sobre la colaboración del gobierno de Frei con Pinochet para fingir una enfermedad?
¿Qué opino de las reacciones al libro, y en particular sobre la parte de Pinochet? Esto es algo que está cien por ciento probado. Hubo un acuerdo entre el gobierno chileno y el gobierno británico para traer de vuelta a Pinochet. He hablado con los dos negociadores principales de ambos países, Cristián Toloza por los chilenos y Jonathan Powell por los británicos, y confirmaron versiones idénticas. Determinarían que Augusto Pinochet no era apto para ser juzgado y que volaría de regreso a Chile y, a su regreso, la Corte Suprema le retiraría la inmunidad, lo que lo investigaría y procesaría. Y así sucedió. Las reacciones del Sr. Insulza y el Sr. Valdés (ministros del gobierno de Frei en la época) no niegan que hubiera un acuerdo ni que se hubiera proporcionado un documento a los británicos para probar la participación del general Pinochet en el caso de la Caravana de la Muerte. Se centraron, en cambio, en un documento, un expediente, sobre cómo ayudaron al general Pinochet a fingir enfermedad. Pero, verán, hablé con el Sr. Insulza, lo entrevisté, está en el libro, y confirmó que había un problema de inmunidad. Y ahora sonrío al ver cómo intentan evadir la verdad, de hecho, lo que sucedió. El hecho es que la enfermedad fue un artificio, el general Pinochet estaba en condiciones de ser juzgado. Los jueces chilenos así lo dijeron y lo más interesante es que el intérprete, el maravilloso Jean Pateras, quien pasó muchísimos días con él durante todo su encarcelamiento, lo encontró fingiendo que no era apto para el juicio. Y sonrieron porque sabían lo que hacía. El general Pinochet sabía lo que hacía.
Yo no me meto en asuntos políticos y esto es obviamente una respuesta histórica y real. Estoy completamente y al cien por ciento conforme con mis conclusiones.
Imágenes: Melian Riffo